ASUMIR LA RESPONSABILIDAD TOTAL DE NUESTRA VIDA
El paso definitivo
hacia la madurez humana es aceptar toda la responsabilidad de nuestros actos,
incluyendo nuestras respuestas emocionales y de comportamiento ante todas las
situaciones de la vida. Sin embargo, la tendencia
a culpar a otras personas o cosas de nuestras respuestas, es tan antigua
como la especie humana. Muchos de nosotros crecimos culpando. Defendíamos
nuestro comportamiento más inadmisible.”Ya te tocaba”. “Tú me hiciste lo
mismo”. “Sólo te estoy dando a probar de tu propia medicina”. Aprendimos a
explicar nuestros fracasos sobre la base de que no teníamos los recursos para
funcionar, e incluso alegamos que “nuestras estrellas no estaban en buena
posición y que la luna no se encontraba en la casa adecuada”. La tristeza
fundamental es que los que culpan no están en contacto con la realidad. Por consiguiente,
no llegan nunca a conocerse a sí mismos. No maduran. No crecen. Es un hecho de
la vida: El crecimiento comienza donde la inculpación termina. Lo contrario a
la tendencia a culpar es aceptar la
responsabilidad total de nuestra vida, convertirse en dueño, no en
inculpador. Los dueños saben que algo en ellos explica sus respuestas
emocionales y de comportamiento en la vida. Es una evidencia del paso
definitivo hacia la madurez humana. La responsabilidad asegura que vamos a
crecer.
¿Qué significa responsabilidad total?
Todos sabemos por
experiencia personal que no somos completamente libres. Hay veces es en que
nuestras reacciones se escapan por completo de las riendas del autocontrol. No
podemos encender y apagar nuestras emociones como si fueran controladas por un
botón. Hay ocasiones en que sencillamente no podemos ser todo lo que
quisiéramos ser, hacer todo lo que quisiéramos hacer o decir sólo las cosas que
nos gustaría decir. Algunas veces nuestros hábitos nos mantienen cautivos.
Aceptemos que no somos completamente libres. Todos
hemos sido programados desde la infancia hasta la niñez. Y esta programación
limita nuestra libertad. Además, hemos practicado nuestros hábitos durante
tanto tiempo y con tanta fidelidad que éstos también disminuyen nuestra
libertad de elección. Y algunas veces simplemente nos controla la vieja inercia
humana.
Es evidente que la
responsabilidad total no implica plena libertad. Lo que significa
responsabilidad total es lo siguiente: hay algo en mí que determina mis acciones
y respuestas ante los diversos estímulos y situaciones de la vida. Puede ser el
resultado de los genes, mi programación, o la fuerza de mis propios hábitos;
pero es algo en mí. Asumo la responsabilidad total de eso. Hago lo que hago,
digo lo que digo por algo que hay en mí.
No tenemos plena
libertad, pero tenemos más libertad de la que creemos, de la que usamos. Aunque
tengamos todos estos condicionamientos,
cuando nos hacemos adultos tenemos la opción de revisar nuestras viejas
formas de actuar, nuestra programación y viejos hábitos, y cambiar lo que nos
hace sufrir. No es fácil, pero es posible, con esfuerzo y perseverancia. Podemos
asumir el control de nuestra propia vida, sin culpar a los demás, a la suerte,
o a algo desconocido, descubriendo como somos realmente, con nuestras virtudes
y limitaciones, en proceso de crecimiento. Podemos seguir aprendiendo a vivir
de manera satisfactoria. A fin de cuentas, la felicidad es una tarea interior.
Para ello, necesitamos pedir ayuda, ya que la tarea puede resultar
abrumadora y los sentimientos que nos produce hacernos caer en la desesperanza
y el escepticismo.
Es posible cambiar pero para ello es necesario conocerse y
experimentar nuevas formas y comprobar con la práctica lo diferente que es ver
las cosas de una manera o de la otra.
Inocencia Castellano Herrera
Psicóloga-psicoterapeuta
S/C de la Palma
Tfno.: 922416896
elblogdeinocencia.com