LA ADICCIÓN A LAS COMPRAS
Antes
se hablaba del alcohol y las drogas como las grandes adicciones, si no las
únicas.
Hoy
sabemos que existen otro tipo de adicciones,
sin sustancias: al juego, al trabajo, al sexo, a las relaciones, internet,
a las compras…
Vamos
a hablar de ésta última.
La
persona adicta a las compras está fascinada por las tiendas y las grandes
superficies: las compras repetidas e incontroladas desequilibrarán un día y otro
su presupuesto y pondrán en peligro su vida familiar.
Los
sitios de venta, sean cuales sean ejercen en los compradores un encanto
específico. Centros comerciales, tiendas de ropa, lencería, zapatos, librerías,
aparatos electrónicos..
Algunos
utilizan los avances tecnológicos para comprar. No se trata de la telecompra,
cuya lentitud no permite las locuras, sino de las compras por internet donde
todo puede ser adquirido al instante: objetos, vestidos, libros, viajes. Y
donde abundan las subastas. También es facilitado por el anonimato.
Los
compradores compulsivos no se sacian jamás. Viven la excitación del momento,
pasando pronto a la decepción.
Esta
ilusión es muy persistente e irracional, ya que los objetos pronto son
olvidados tras su adquisición, la persona suele tener dificultades financieras,
conflictos con las personas cercanas.
La
mayoría de estas personas detestan los objetos que han comprado sin
reflexionar. Los esconden, los tiran, los dan, tratan a menudo de revender los
vestidos o aparatos que no necesitan. Suelen tener sentimientos de culpa o
vergüenza, a veces ocultos tras los pensamientos:”Yo soy así”, “Me lo puedo
permitir”. Pero este autoengaño no se puede sostener durante mucho tiempo.
Es
importante distinguir la adicción a las compras de las compras excesivas o de
un día aislado de abuso de esta conducta. El impulso de comprar un objeto
inútil o la excitación de un día de compras es una experiencia frecuente y normal (por lo menos en nuestra
sociedad).
La
patología, el trastorno, aparece cuando
comprar se convierte en una obsesión, produce excitación al realizarla y
malestar si no se realiza, desencadena un auténtico síndrome de abstinencia y
falta de control, con consecuencias financieras, familiares y sociales de tipo
negativo, muy semejantes a los efectos de otras adicciones como por ejemplo, el
juego patológico, donde interviene también el empleo del dinero.
¿Cómo superar este trastorno?
Los
hábitos, al igual que las adicciones, son conductas repetidas muchas veces,
difíciles de erradicar salvo de una forma voluntaria, con conocimiento,
esfuerzo, y la mayoría de las veces con ayuda. En este caso, con la ayuda de un
profesional de la Psicología.
Para
combatir este problema, hay que tener en cuenta una serie de factores:
-
Ver cuáles son los desencadenantes: estados internos como
tristeza, rabia, soledad; estímulos externos como la publicidad, escaparates,
rebajas; situaciones particulares como una discusión, un conflicto…
-
Ver cuáles son los pensamientos y creencias erróneas alrededor
del hecho de comprar. Adquirir estatus, ser más atractivo-a, ser más feliz,
hacer más amigos-as, parecerse a algún ídolo.
Muchas
de estas creencias son inconscientes y difíciles de admitir por lo irracionales
que son, pero escarbando un poco en los pensamientos, aparecen con toda su
fuerza.
Por
otro lado, las conductas vienen a satisfacer una serie de necesidades ó a suplirlas por otras creadas artificialmente. Siendo
necesario satisfacer las necesidades primarias, nucleares y encauzarlas de una
forma sana, equilibrada, que produzca bienestar.
De
esta forma, es necesario:
-Aprender a relacionarse con los demás de
una forma más eficaz y satisfactoria, aprender a decir que no, saber reclamar
los derechos, tener relaciones positivas.
-Buscar el equilibrio entre el tiempo de
trabajo y el tiempo de ocio. Una vida estresante, basada sólo en obligaciones
crea un buen caldo de cultivo para las adicciones.
-Cuidarse físicamente
-Tener momentos de soledad y quietud,
contacto con la naturaleza, actividad física.
En
suma, una vida completa, con intereses variados, es decir, a la medida humana.
Inocencia Castellano Herrera
psicóloga- psicoterapeuta
inocaster@gmail.com
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