LAS FACETAS DE LA VIDA HUMANA
No hablo de perfección, pues esto no sería humano, hablo de
atender a todos nuestros aspectos, es decir, no desarrollar unos a expensas de
desatender otros.
Estas facetas son en líneas generales: la propia persona, el
trabajo, la pareja, los hijos (si los hay), la familia de origen, el tiempo
libre, la espiritualidad, los amigos.
- En primer lugar está la
propia persona. Es el primer aspecto que hay que cuidar. Si yo no me trato
bien a mí mismo, difícilmente voy a tratar bien a los demás”. Se trata de
cuidar el propio bienestar, la salud, la alimentación, el ejercicio, los planes
de vida, y preguntarse: ¿es esto lo que quiero?
Si esta faceta
está bien atendida, la persona se siente bien y está llena para atender el
resto de facetas exteriores.
-El trabajo es
importante, tanto sea éste remunerado o no. En este último me refiero al
trabajo del ama de casa, del estudiante, del voluntariado. Esta es un área en
que la persona desarrolla sus capacidades, sus habilidades; siendo partícipe en
la sociedad, en el bienestar de los demás.
-Qué decir de los amigos,
aquellos a través de los cuales pasamos buenos momentos, nos acompañamos en los
malos, aprendemos unos de otros.
-La pareja, si
funciona bien es otra faceta importante y gratificante. Con ella compartimos
aspectos íntimos de nosotros mismos y un proyecto de vida en común, con
ilusiones y algunos roces, normales en el entendimiento entre dos personas
diferentes.
-La faceta de los hijos
es una de las que da más satisfacciones y nos hace madurar pasando a ser sus
proveedores y educadores, toda una responsabilidad. Para luego, al hacerse
éstos mayores pasar a otro rol, de respeto al hijo como adulto, con decisiones
propias.
-Luego está la diversión, el tiempo libre. En ella desarrollamos habilidades, disfrutamos de la
vida, añadimos alegría a los días.
-La faceta de la espiritualidad,
no entendiendo por ésa la religiosidad, sino la necesidad de trascendencia,
bien sea a través de la creencia en Dios, en un ser superior, en una energía
que nos rodea, la naturaleza, el arte, etc…
-Y la relación con nuestra familia de origen: padres, hermanos, abuelos, primos…, con
recuerdos comunes de la infancia propia, con muchas vivencias, unas alegres,
otras tristes.
Se podría añadir alguna que otra faceta, pero en general,
éstas son las más importantes.
Ocurre que a veces las personas desarrollan excesivamente
unas, en detrimento de otras, produciéndose entonces un desequilibrio.
Por ejemplo, la persona que trabaja demasiado, dedicando
poco tiempo a su pareja, hijos, amigos, hobbies. Esto tarde o temprano le
pasará factura. Por un lado, consecuencias relacionales: su pareja
insatisfecha, distancia con los hijos, los amigos. Por otro, esto puede
provocar crisis depresivas o de ansiedad. O una sensación de vacío, si por
algún motivo no puede seguir realizando esa faceta: por enfermedad, jubilación,
vacaciones.
O la persona obsesionada con su pareja, siendo dependiente
de ésta, con lo cual sufre y hace
sufrir, pudiendo llegar a perder a la pareja como profecía autocumplida, debido
a la extrema presión que ha ejercido sobre ella, o a esperar demasiado de la
realación.
O la madre volcada en sus hijos, cuya razón de ser son
éstos. Al crecer los hijos y abandonar el hogar, como es normal, ésta puede
caer en una depresión, que en psicología en este caso llamamos el “síndrome del
nido vacío”
Podría poner otros ejemplos de desequilibrio en alguna
faceta. Lo importante es que todas son necesarias y en atenderlas todas y
disfrutar de ellas se basa gran parte de nuestro bienestar psicológico.
Inocencia Castellano Herrera
Psicóloga-psicoterapeuta
inocaster@gmail.com
S/C de la Palma
922416896
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